domingo, 18 de marzo de 2007

La Iglesia se orienta hacia la ortodoxia más retrógrada

Si alguna vez la iglesia intentó deshacerse de sus estructuras anquilosadas, parece que esta vez, ante el retroceso que la institución experimenta en todos los órdenes, la estrategia es muy diferente: volver a las "fuentes". Ante el afianzamiento del laicismo en los estados, la iglesia responde con el más claro fundamentalismo:

Benedicto XVI reafirmó la ortodoxia de la Iglesia

Ratificó el celibato sacerdotal y pidió que se use más el latín

ROMA.– En la primera exhortación apostólica de su pontificado, Benedicto XVI confirmó ayer su tajante “no” a la comunión para los católicos divorciados vueltos a casar, reafirmó el “carácter obligatorio” del celibato sacerdotal y llamó a un mayor uso del latín en la misa, algo considerado por muchos una vuelta al pasado.

Titulada Sacramentum Caritatis (Sacramento del Amor), la exhortación apostólica fue el fruto de las conclusiones del Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía que tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 2005. En este documento de 131 páginas, cuya importancia es similar a la de una encíclica, no hay ningún cambio o apertura, sino que el Pontífice pone los puntos sobre las íes acerca de algunos temas relacionados con el misterio de la eucaristía y su celebración.

Al margen de confirmar para los sacerdotes del rito latino la obligación del celibato, definido como “una riqueza inestimable” y un “signo de dedicación total y exclusiva a Cristo”, Benedicto XVI reiteró su firme oposición a que los católicos casados en segundas nupcias –así como los cristianos no católicos– reciban la comunión.

El Pontífice, que por la tarde se reunió por primera vez con el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que la crisis matrimonial es un tema “difícil y complejo, una verdadera plaga en el contexto social actual, que afecta de manera creciente incluso a los ambientes católicos". Y confirmó la praxis de no admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo "porque su estado y su condición de vida contradicen objetivamente esa unión de amor entre Cristo y la Iglesia que se significa y se actualiza en la Eucaristía".

Tras explicar que, pese a esto, los divorciados vueltos a casar "siguen perteneciendo a la Iglesia, que los sigue con especial atención", indicó que sólo podrán tomar la comunión aquellos que vivan "como hermano y hermana".

Al principio del documento, que está dividido en tres partes, Benedicto XVI reafirmó asimismo el "influjo benéfico" que ha tenido para la vida de la Iglesia la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II (1962-65). Aunque también constató "las dificultades y algunos abusos cometidos, que no oscurecen el valor y la validez de la renovación litúrgica".

En un intento de recuperar las tradiciones eclesiásticas, el papa alemán, que en abril cumplirá 80 años y que durante casi un cuarto de siglo fue el guardián de la ortodoxia católica, llama a un mayor uso del latín, la lengua oficial del Vaticano, especialmente en las celebraciones que tienen lugar en los encuentros internacionales.

"Exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que esas celebraciones fueran en latín", escribió el Papa. "También se podrían rezar en latín las oraciones más conocidas de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, utilizar cantos gregorianos."

Rito preconciliar

"Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa misa en latín", agregó, sin considerar que en la Iglesia hay muchos prelados que se oponen a esto, considerado una vuelta al pasado.

Lo cierto es que, según versiones de la prensa italiana, que LA NACION pudo confirmar con fuentes vaticanas, antes de Pascua el Papa publicará un "motu proprio" -un documento por su propia iniciativa- que liberalizará la denominada misa tridentina, es decir, el rito preconciliar en latín, anterior al Vaticano II, que ahora sólo puede celebrarse tras pedir una autorización especial. Se trataría de un gesto de reconciliación hacia los ultratradicionalistas seguidores de Marcel Lefebvre -separados de la Santa Sede-, que ya ha sido públicamente rechazado por varios obispos franceses.

En otro punto que creó gran revuelo en Italia -donde el Vaticano le hace la guerra a un proyecto de ley para legalizar a las parejas de hecho, incluidas las homosexuales-, el Papa reiteró que los políticos y legisladores católicos no deben apoyar leyes que vayan en contra de la "naturaleza humana".

Llamado

Benedicto XVI destacó que los creyentes, pero especialmente quienes ocupan una posición social o política que les significa tomar decisiones, deben defender "valores fundamentales" que "no son negociables", como el respeto y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada entre el hombre y la mujer, la libertad de la educación de los hijos y la promoción del bien común.

El Papa, que detesta las misas modernas con cantos y bailes, sugirió también cambiar de lugar el rito de la paz (es decir, el beso de la paz) durante la misa. El rito de la paz es un "signo de gran valor" que, sin embargo, "puede adquirir expresiones exageradas, provocando cierta confusión en la asamblea precisamente antes de la comunión", señaló Benedicto XVI. "Sería bueno recordar que el alto valor del gesto no queda mermado por la sobriedad necesaria para mantener un clima adecuado a la celebración, limitando por ejemplo el intercambio de la paz a los más cercanos."

En otro pasaje el Papa-teólogo afirmó que si bien "la Iglesia ha compuesto y sigue componiendo música y cantos que son patrimonio de fe y amor que no hay que perder, no podemos decir que en la liturgia sirva cualquier canto". Y agregó: "Hay que evitar la fácil improvisación o la introducción de géneros musicales no respetuosos del sentido de la liturgia". Benedicto XVI -eximio pianista y apasionado de la música clásica- concluyó que hay que "valorar adecuadamente el canto gregoriano, como canto propio de la liturgia romana".

Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
Fuente: La Nación

martes, 13 de marzo de 2007

En el claro de la luna

En el claro de la luna
donde quiero ir a jugar,
duerme la reina fortuna
que tendrá que madrugar.

—Mi guardiana de la suerte,
sueña cercada de flor
que me salvas de la muerte
con fortuna en el amor.

—Sueña, talismán querido,
sueña mi abeja y su edad;
sueña y si lo he merecido,
sueña mi felicidad.

—Sueña caballos cerreros,
suéñame el viento del sur,
sueña un tiempo de aguaceros
en el valle de la luz.

—Sueña lo que hago y no digo
sueña en plana libertad
sueña que hay días en que vivo
sueña lo que hay que callar.

—Entre las luces más bellas
duerme intranquilo mi amor
porque en su sueño de estrellas
mi paso en tierra es dolor.

—Más si yo pudiera hacerle
miel de abeja en vez de sal
a que tentarle la suerte
que valiera su soñar.

—Suéñame pues cataclismo
sueña golpe largo y sed
sueña todos los abismos
que de otra vida no sé.

—Sueña lo que hago y no digo
sueña en plana libertad
sueña que hay días en que vivo
sueña lo que hay que callar.

—Sueña la talla del día
del día del que fui y del que soy
que el de mañana, alma mía,
lo tengo soñado hoy.

sábado, 3 de marzo de 2007

Entrevista. Hijos homosexuales de católicos fundamentalistas: cuando los padres entregan a sus hijos en sacrificio.

M. tiene treinta y dos años. Es homosexual y cristiano. Hace cinco años se enteró de que había contraído HIV. Hijo de padres católicos practicantes, nos cuenta el calvario que tuvo que sufrir ante el rechazo y la ignorancia de su entorno.

-¿Por qué aceptaste esta entrevista?

-En nuestro país el catolicismo todavía tiene mucho prestigio. Pocos conocen lo que es en verdad la Iglesia Católica, lo que en verdad piensa sobre temas muy difíciles. Hay mucha gente que trabaja sinceramente, pero poco tiene que ver esa gente con las decisiones que se toman y los objetivos que se plantea la institución.

-¿A qué edad ingresaste a la Iglesia?

-Desde el primario. Mis padres son católicos practicantes.

-¿Cómo fue tu experiencia en una escuela católica?

-Es difícil explicarlo. Tal vez alguien que haya pasado por lo mismo pueda entender los sentimientos contradictorios que aparecen con el tiempo. Por un lado, te sentís integrado, querido; por otro, a medida de que te vas dando cuenta de que sos diferente, comenzás a sentirte muy mal. La cuestión del rechazo, de la discriminación, está muy instalada en estos colegios.

- ¿Instalada por los compañeros o por los educadores?

-Por todos. Es una especie de círculo vicioso. Por ejemplo, la maestra de religión nos hacía leer la Biblia, párrafos cortos, en general, y se desarrollaba un tema. Un día salió el tema del divorcio, que por aquella época estaba en discusión. La maestra nos hablaba de amor, de perdón, de la bondad de Dios, pero inmediatamente nos advertía que el divorcio era un pecado, que era una acción condenable. Nosotros, muy chicos aún, nos convertíamos en jueces de nuestros compañeros hijos de padres separados.

-¿Creés que se trata de un “lavado de cerebros”?

-A esta altura, creo que hay mucho de eso. Más cuando volvés a tu casa y te encontrás con gente que piensa igual y no te da opción a reflexionar. No hay que olvidar que sos un chico, un menor, y estás en plena formación.

-¿Cómo viviste tu homosexualidad en aquel contexto?

-Ya en los últimos años de la primaria, yo percibía que algo me pasaba. Pero también percibía que no era prudente contarlo. Las agresiones y los insultos dirigidos a mis compañeros que eran afeminados y el silencio de los adultos de la institución, que parecían no escuchar, me indicaban que era mejor el silencio. Más tarde, en la secundaria, la cuestión empezó a ser más pesada.

-¿Por qué?

-Porque te atacan por todos los frentes: los curas que te hablan de castidad hasta el matrimonio y de que la homosexualidad es una enfermedad y una tendencia antinatural, los compañeros varones que te “presionan” para que demuestres lo “macho” que sos, los padres que empiezan a soñar con el matrimonio del hijo, y uno mismo que, gracias a ese bombardeo, se siente un anormal, una lacra social.

¿Dejaste de frecuentar grupos católicos después del secundario?

-No, eso hubiera sido muy fuerte para mi familia. Además yo había formado un grupo de amigos, una serie de relaciones afectivas que no podía abandonar. Mi mente estaba cargada de culpa. Pensaba que el equivocado era yo y no el resto. En una de las reuniones conocí a L., con quien formé una “pareja” a escondidas, hasta que se desencadenó la tragedia.

-¿Cuál fue la tragedia?

-Un día yo estaba en la oficina y mi madre me llama por teléfono. “¿Es verdad?” -me pregunta- “¿Es verdad lo de la carta?”. Yo no sabía qué responderle. Cuando llego a casa la encuentro a ella, a mi padre y a mi hermano, sentados en la mesa del living. Habían encontrado una de las cartas de L. Parecía una especie de tribunal. Les conté la verdad. No dijeron nada.

-¿Cuál fue el resultado de blanquear tu situación?

-Los primeros días me trataron de manera especial, hasta podría decir que bien. Pero a las dos semanas mi madre me dijo que ella podía aceptar mi homosexualidad, pero no que tuviera una pareja, que no practicara la homosexualidad.

-Una posición bastante llamativa…

-Es la posición de la Iglesia. Para la Iglesia ser homosexual no es un pecado en sí, el problema es que practiques relaciones sexuales y te involucres sentimentalmente, sea con una persona o varias. Te condenan a la castidad. Si te enamorás, sos el peor de los pecadores.

-Es decir, ni enfermedad, ni pecado…

No, es muy contradictorio lo que hace la iglesia. Si leés la encíclica de Juan Pablo II, te vas a encontrar con que se habla de “comprensión” y “compasión”, como si se hablara de una enfermedad. De hecho para el católico lo es. Pero lo limitan a la práctica. Están obsesionados con llamarla enfermedad y encontrar una cura que no existe, por el simple hecho de que no se trata de una enfermedad. Esa es la segunda parte de mi historia.

-¿Intentaron “curarte”?

-Sí, aunque no había nada de qué curarme. Cuando me negué a dejar de ver a L., las cosas cambiaron. Mi madre me pedía que abandonara el trabajo, que tenía que dedicarme a “curarme”. Me pidió que por favor fuera a ver a un psiquiatra y hablara con el cura de su iglesia. Yo no me negué. Fue una verdadera tortura. Dos años leyendo libros que la Iglesia vende y páginas de Internet, en las que se proponen “curas” milagrosas o terapias que pueden llevar al suicidio.

-¿Cómo tomaba L. todo esto?

-Mal. Creo que al fin de cuentas, peor que yo. Nos queríamos muchísimo. Pero ante las amenazas de mi madre, que estaba dispuesta a delatarlo si no dejábamos de vernos, decidió abandonarme. Ahí las cosas se tornaron realmente insoportables. No tenía un cable a tierra: el cura que me llenaba de culpa, mi madre que me repetía todos los días que rezaba por mi salvación, mi padre que no me hablaba y mis amigos que se mostraban fríos y distantes.

-¿No buscaste ayuda en alguna asociación gay o en alguna entidad del Estado?

-Eso me llenaba de vergüenza. Me quedaba lugar solo para las “escapadas”, para las relaciones sexuales ocasionales. Las palabras del cura y el resto del montaje que se armó solo servía para que yo me construyera una doble vida y mintiera, tal cual pasa dentro de la Iglesia: la cantidad de varones casados y sacerdotes homosexuales es increíble.

-¿Cuándo te enteraste de que habías contraído HIV?

-Hace cinco años, seguramente fruto de una de esas escapadas. Me pregunto qué hubiera pasado si hubiese tomado un camino diferente y me lo reprocho. Es un tema con mi analista. Pero lo mío viene de chico, me sometieron a una educación que no puede desembocar más que en la culpa, la autodestrucción y el desprecio por uno mismo. Me pregunto a veces si no hubiera sido mejor hacer mis valijas e irme con L. Las cosas serían diferentes hoy. Pero encerrado en ese submundo que crea la Iglesia no tenés mucho lugar para pensar.

-¿Seguís considerándote católico?

-En absoluto, no puedo considerarme parte de una institución que indirectamente margina y condena a muerte a mucha gente, a pesar de que por otro lado realice buenas acciones. Soy profundamente cristiano y uno de los mandamientos es “no matarás”. No hace falta salir con un revólver a la calle para quebrar este mandamiento.

Si vos estás con menores en una clase y sostenés que el uso del profiláctico no sirve para prevenir el SIDA, que el medio más eficaz es la castidad ,estás indirectamente condenando a muerte a alguien. El profiláctico no tiene una eficacia total, pero es la mejor barrera en el momento de practicar relaciones sexuales. El discurso de la Iglesia parece decir que o conservás tu castidad o si practicás relaciones sexuales es lo mismo que uses profiláctico o no, ya que su uso no previene nada. Esto, en el mejor de los casos, ya que lo más normal es no hablar del profiláctico, solamente de la castidad.

miércoles, 28 de febrero de 2007

Organizaciones que dicen "proteger a la familia" difunden en sus páginas webs terapias desacreditadas científicamente y potencialmente peligrosas.


En la página de internet www.notivida.com.ar se promocionan terapias pseudopsiquiátricas que cuentan con el apoyo de diversos sectores fundamentalistas católicos y que se obstinan en tratar a la homosexualidad como una enfermedad. La homosexualidad ya hace años fue retirada de la lista de enfermedades psiquiátricas por los organismos más autorizados y reputados en cuestiones de salud. Los mismos organismos alertan sobre la falta de rigor de estas terapias que pueden desencadenar efectos nefastos en los supuestos pacientes. A continuación se transcribe un fragmento de un texto de la AMC en los que se aborda el tema de la homosexualidad de manera absolutamente irreverente y desafortunada. Todo aquel que posea ciertos conocimientos en la materia pericibirá con facilidad las falacias en las que incurre el folleto, y quienes no, no podrán pasar por alto la confusión entre religión, ciencia y teorías completamente caducas que atraviesa al texto.

Homosexualidad y esperanza
Declaración de la Asociación médica católica, de EEUU

Introducción

La Asociación Médica Católica (EEUU) se dedica a mantener los principios de la Fe Católica en todo lo que se relaciona con la práctica de la medicina y a promover los principios éticos Católicos en la profesión médica, incluyendo profesionales de salud mental, el clero y el público en general.

Ningún tema ha causado más revuelo en la década pasada que el de la homosexualidad, y por ello la Asociación Medica Católica Americana (AMCA) presenta el siguiente resumen y examen de la cuestión en el momento actual. Este resumen se basa en gran medida en las conclusiones de varios estudios, y pone énfasis a la consistencia de las enseñanzas de la Iglesia y de estos estudios. Es de esperar que esta revisión servirá también como instrumento de educación y de referencia para el clero Católico, los médicos, el personal de salud mental, educadores, padres, y para el público en general.

AMCA apoya las enseñanzas de la Iglesia Católica, como ha sido expuesta en la versión revisada del Catecismo de la Iglesia Católica, especialmente las enseñanzas en materia de sexualidad. "Todos los bautizados están llamados a vivir la castidad" (CIC, n.2348)

"Los casados están llamados a vivir la castidad matrimonial; los demás viven la castidad en forma de continencia" (CIC 2349) "...la tradición ha afirmado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados... No pueden ser aprobados bajo ninguna circunstancia." (CIC 2333)

Es posible, con la ayuda de la Gracia de Dios, para todas la personas el vivir la castidad, incluyendo aquellos que sienten atracción homosexual, como el Cardenal George, Arzobispo de Chicago, ha expresado en lenguaje muy fuerte, en su discurso a la Asociación Nacional Diocesana Católica para el ministerio a Lesbianas y Homosexuales. "Negar que el poder de la Gracia hace que aquellos que experimentan atracción homosexual, puedan vivir la castidad, es negar, en efecto, que Jesús ha resucitado de entre los muertos" (George, 1999).

Ciertamente hay circunstancias tales como desórdenes psicológicos y experiencias traumáticas, que pueden, a veces, hacer tal castidad más difícil, y aún hay condiciones que pueden disminuir significativamente la responsabilidad individual, en casos de faltas contra la castidad. Sin embargo, tales circunstancias y condiciones, no niegan la libertad de conciencia, ni eliminan el poder de la gracia. Aunque muchos hombres y mujeres que se sienten atraídos homosexualmente, dicen que esos deseos sexuales fueron experimentados como un "hecho dado" (Chapman, 19871) esto no puede implicar una predeterminación genética o una condición inmutable. Algunos se rindieron a la atracción por personas del mismo sexo porque se les dijo que habían nacido con esa inclinación, y que era imposible cambiar el tipo de atracción sexual.

Tales personas pueden creer que es fútil y sin esperanza el resistir tal atracción, de modo que abrazan la identidad gay.* Estas personas, entonces, pueden sentirse oprimidas por el hecho que la sociedad y la religión, en especial la Iglesia Católica, no acepta que tales deseos se expresen a través del acto sexual. (Schreier 19982)

Los trabajos citados en este informe contradicen el mito de que la atracción homosexual sea genéticamente predeterminada y que no se pueda cambiar, y ofrece esperanzas para la prevención y el tratamiento.

5. Terapia.

Aquellos que defienden la idea de que la orientación sexual es inmutable frecuentemente citan una discusión publicada, entre los Doctores C.C. Tripp y Lawrence Hatterer en la que el Dr. Tripp afirmó: "...no hay un solo caso registrado de cambio de orientación homosexual que haya sido validado por jueces o tests independientes. Kinsey no pudo encontrar uno solo. Ni tampoco Dr. Pomeroy ni yo hemos podido encontrar tal paciente. Nos gustaría mucho recibir alguno del Dr. Hatterer." (Tripp & Hatterer 1971) Pero no citan la respuesta del Dr. Hatterer:

"Yo he 'curado' a muchos homosexuales, Dr. Tripp. El Dr. Pomeroy o cualquier otro investigador puede examinar mi trabajo que está documentado por diez años de grabaciones en cinta. Muchos de estos pacientes ‘ curados' (prefiero usar la palabra 'cambiados') se han casado, tienen familias y viven una vida feliz. Es un mito destructivo que 'una vez homosexual, siempre homosexual'. Esto ha hecho, y hará en el futuro millones de homosexuales convencidos. Y aún más, no solo yo sino muchos otros psiquiatras de prestigio (Los Doctores Samuel B. Hadden, Lionel Ovesey, Charles Socarides, Harold Lief, Irving Bieber, y otros) han reportado sus éxitos terapéuticos de homosexuales tratables." (Tripp & Hatterer 1971).

Un número de terapeutas han publicado numerosos trabajos sobre resultados favorables en el tratamiento del homo erotismo. Tripp prefirió ignorar la abundante literatura sobre tratamientos y encuestas de terapeutas. Trabajos de revisión de resultados del tratamiento del homo erotismo muestran que ha tenido tanto éxito como el tratamiento de problemas psicológicos similares: alrededor del 30% se siente liberado de los síntomas y otro 30% se encuentra mejor . (Bieber 196258; Clippinger 197459; Fine 198760; Kaye 196761; MacIntosh 199462; Marmor 196563; Nicolosi 199864; Rogers 197665; Satinover 199666; Throckmorton67; West68)

Informes de terapeutas individuales han sido igualmente positivos. (Barnhouse 197769; Bergler 196270; Bieber 197971; Cappon196072; Caprio 195473; Ellis 195674; Hadden 195875; Hadden 1967b76; Hadfield 195877; Hatterer 197078; Kronemeyer 198979) Esta es solamente una muestra representativa de los terapeutas que han reportado resultados con éxito en el tratamiento de individuos que experimentan atracción homo erótica.

Hay también muchos informes autobiográficos de hombres y mujeres que creyeron alguna vez estar irremisiblemente amarrados con homo eroticismo y conducta homosexual. Muchos de estos hombres y mujeres (Exodus 1990-200080) se describen ahora como libres del homo eroticismo, de las fantasías y la conducta. La mayoría de estos individuos encontraron la libertad a través de participar en grupos de apoyo basados en la religión, aunque algunos también han buscado ayuda de terapeutas.

Desgraciada-mente un número de personas y grupos profesionales influyentes han preferido ignorar esta evidencia (APA 199781; Herek 199182) y pareciera haber un esfuerzo coordinado de parte de los 'apologistas de la homosexualidad' de negar la eficacia del tratamiento de la atracción homo erótica, o afirmar que tal tratamiento es dañino. Barnhouse se mostró admirado de estos esfuerzos: "La distorsión de la realidad inherente en la negación que la condición pueda ser curada, por los apologistas de la homosexualidad, es tan inmensa que uno se pregunta qué pueda motivarla." (Barnhouse 1977).

Por su parte, la Asociación de Psiquiatras norteamericanos reacciona enérgicamente ante estas posturas que pretenden imponerse como científicas y sostiene:

(...)

En el pasado, definir a la homosexualidad como una enfermedad atrincheraba el oprobio moral de la sociedad con las relaciones entre el mismo sexo. En el clima social actual, declarar que la homosexualidad es un desorden mental surge de los esfuerzos para desacreditar una creciente aceptación de la homosexualidad como variante normal de la sexualidad humana. Consecuentemente, la cuestión de cambiar la orientación sexual se ha politizado mucho. La integración de gays y lesbianas al cauce principal de la sociedad Americana encuentra la oposición de aquellos que temen que tal integración esté mal moralmente y sea dañina para la trama social.
Los debates políticos y morales que rodean a este tema han oscurecido la información científica al cuestionar los motivos y hasta el carácter de individuos en ambos lados de la cuestión. Este documento intenta esclarecer en algo este punto candente.
La validez, eficacia y ética de intentos clínicos para cambiar la orientación sexual del individuo han sido desafiadas. A la fecha, no existen estudios de resultado con rigor científico para determinar la eficacia actual o el daño por los tratamientos reparadores. Hay escasos datos científicos sobre los criterios de selección, riesgos contra beneficios del tratamiento y consecuencias a largo plazo de las terapias reparadoras. La literatura consiste de informes anecdóticos de individuos que sostienen haber cambiado, personas que afirman que intentos de cambios les fueron dañinos, y otros que afirmaron haber cambiado y luego se retractaron de sus afirmaciones.
Con poca información sobre pacientes, no es posible evaluar las teorías que racionalizan la conducta de terapias “reparadoras” o de conversión . En primer lugar, están en desavenencia con la postura científica de la Asociación Americana de Psiquiatría que ha sostenido, desde 1973, que la homosexualidad, en sí misma, no es un desorden mental. Las teorías de terapistas “reparadores” definen a la homosexualidad como una detención de desarrollo, una severa forma de psicopatología, o alguna combinación de ambas. En años recientes, conocidos practicantes de “terapia reparadora” han integrado abiertamente teorías psicoanalíticas más viejas que patologizan la homosexualidad con creencias religiosas tradicionales que la condenan.
Las primeras críticas científicas de las primeras teorías y creencias religiosas informando terapias “reparadoras” o de conversión, vinieron en primer lugar de parte de investigadores en Sexología. Posteriormente, las críticas también surgieron de fuentes psicoanalíticas. Incluso ha habido un pensamiento religioso en aumento argumentando contra interpretaciones tradicionales, bíblicas, que condenan la homosexualidad y que subyacen en tipos religiosos de terapia “reparadora”.

Recomendaciones:

1. APA afirma su posición de 1973 sobre que la homosexualidad per se no es un desorden mental diagnosticable. Esfuerzos recientemente publicitados para repatologizar a la homosexualidad afirmando que puede ser curada, frecuentemente están motivados no por la investigación científica o psiquiátrica rigurosa, sino a veces por fuerzas religiosas y políticas que se oponen a derechos civiles plenos para hombres gay y para lesbianas. Se recomienda responder pronto y apropiadamente como organización científica cuando se emitan afirmaciones que la homosexualidad es "una enfermedad curable", hechas por grupos políticos o religiosos.

2. Como principio general, un terapista no debería determinar la meta del tratamiento coercitivamente ni a través de una influencia sutil. Modalidades psicoterapéuticas para convertir o “reparar” la homosexualidad se basan en teorías desarrollistas cuya validez científica es cuestionable. Es más, informes anecdóticos sobre “curas” están equilibrados por afirmaciones anecdóticas sobre daño psicológico. En las últimas cuatro décadas terapeutas “reparadores” no han producido ninguna investigación científica rigurosa para substanciar sus afirmaciones de cura.
Hasta tanto no esté disponible tal investigación, APA recomienda que los practicantes éticos eviten intentar cambiar la orientación sexual de individuos, recordando el dictado médico de "Primero, no dañar" (primun non nocere)

3. La literatura sobre terapias “reparadoras” usa teorías que hacen que sea difícil formular criterios de selección científica para su modalidad de tratamiento. Esta literatura no solo ignora el impacto del estigma social en la motivación de esfuerzos para curar la homosexualidad, es una literatura que además la estigmatiza activamente.
La literatura sobre terapias “reparadoras” también tiende a sobreafirmar los resultados del tratamiento mientras descuida los riesgos potenciales para los pacientes. APA estimula y apoya la investigación en el NIMH (Instituto de Salud Mental) para que la comunidad de investigación académica determine mejor los riegos de las terapias “reparadoras” en relación a sus beneficios.

Apéndice 1

Declaración de posición de la Asociación Americana de Psiquiatría sobre Tratamiento Psiquiátrico y Orientación Sexual. Diciembre 11, 1998
El Consejo de Apoderados de la APA retiraron la homosexualidad del DSM en 1973, después de revisar la evidencia de que no era un desorden mental. En 1987, la homosexualidad egodistónica no estaba incluida en el DSM-III-R después de una revisión similar.
La Asociación Americana de Psiquiatría actualmente no tiene una posición formal de postura sobre tratamientos que intenten cambiar la orientación sexual de las personas, también conocida como terapia reparadora o de conversión.
Hay un comunicado de APA en 1997 sobre "Temas Homosexuales y Bisexuales", que afirma que no hay ninguna evidencia científica publicada que sostenga la eficacia de terapia reparadora como tratamiento para cambiar la orientación sexual.
Los riesgos potenciales de la terapia reparadora son grandes, incluyendo estos la depresión, ansiedad y conductas auto-destructivas, ya que la alineación terapista con los prejuicios sociales contra la homosexualidad pueden reforzar el odio contra sí mismo ya experimentado por el paciente. Muchos pacientes que han pasado por terapia reparadora relatan que se les dijo incorrectamente que los homosexuales son individuos solitarios e infelices que nunca logran aceptación ni satisfacción. (...)

Fuente:
http://www.sexovida.com/psiquiatria/apa.htm



martes, 27 de febrero de 2007

Objetivos


Un fantasma recorre el mundo y no es el comunismo. Es el fantasma de la Iglesia Católica. Si la adopción de los valores del cristianismo representó para muchos un avance significativo en la historia de la humanidad, la entronización de la Iglesia Apostólica Romana, que se arrogó el derecho de legislar y decidir sobre el cristianismo, derivó en siglos de oscurantismo, matanzas, marginación de lo diferente, ocultamiento y prohibición de todo conocimiento que pusiera en tela de juicio los dogmas carentes de sustento de esta institución. Hoy, que la humanidad percibe lentamente que ha sido víctima de una trampa que solo la ha conducido al odio por el prójimo y la ignorancia, los ataques de la Iglesia hacia ideas y personalidades progresistas se hacen más violentos e irracionales. Los boicots, la mala fe, la mentira, la manipulación premeditada de las masas creyentes es la moneda corriente con la que se responde a cualquier iniciativa laica que ponga en jaque el modelo represivo que sustenta a los ideólogos del Vaticano.

¿Qué hacer ante esta nueva "cruzada" (así ellos la llaman) de la Iglesia Católica? Organizarse. Este blog nace de la sorpresa de navegar por internet y acceder a foros y páginas de diversas agrupaciones católicas, paracatólicas, católicas "ocultas", que delatan una red perfectamente planificada, orientada a destruir cualquier iniciativa progresista. En ellas, bajo la máscara de consignas a primera vista ingenuas se esconde una voluntad de destrucción del respeto a la condición humana y de su libertad que solo conduce al odio, la discriminación y el sojuzgamiento. Pero si bien los objetivos que se plantean en estas publicaciones son ruines, la organización de estos grupos es impecable: los petitorios circulan velozmente, las listas de suscriptores son extensas, el vocabulario que utilizan los cronistas es simple, se interpela más a lo sentimental que a lo racional con argumentos poco convincentes, pero sumamente emotivos: toda una maquinaria en movimiento constante, fuertemente unida y con un objetivo claro: imponer el dogma católico a toda costa.
Este blog, si bien no puede equipararse a semejante maquinaria sostenida por el dinero que los Estados giran al Vaticano, intenta, entre otras cosas, :

a) Promover la memoria y la reflexión sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la Iglesia Católica desde su fundación. b) Desarticular el doble discurso sostenido por la Iglesia Católica en relación con los derechos elementales del hombre. c) Promover la memoria y la reflexión sobre la complicidad de la Iglesia Católica con regímenes dictactoriales y Estados represivos. d) Denunciar todo abuso que se origine en publicaciones católicas que ofenda a la dignidad individual o de un colectivo. e) Promover la organización de mitines, petitorios y demás acciones tendientes a neutralizar cualquier acción de las diferentes organizaciones católicas. f) Promover iniciativas orientadas a profundizar el laicismo de los estados nacionales y las libertades individuales.